miércoles, 2 de diciembre de 2009

DÍA XII


Me duele muy profundo
no volver a verte más
se apagó tu voz para mí
la mía para ti.
El sueño de la hora más oscura
Los Tres


Puede existir algo peor que tener un millar de recuerdos por combatir, por olvidar?
Lo infame es intentar huir de ellos, ni siquiera el no pensar.
Luego de variadas e inusuales esfuerzos el dictamen es claro: se puede eludir lo que sea, menos a sí mismo.
Así las cosas te llevo en mi “interior” como si apenas yo fuera el disfraz y tú el original tras mis mascaras. No tengo existencia, sólo tengo lo que de ti me ha venido a quedar. Las alternativas entonces son desde las más descabelladas como el cambio de nombre hasta las más científicas como la reestructuración de mi cerebro, pero ninguna me da descanso.
Entonces vislumbro incluso la salida metafísica a mis penurias. Aquella a la que los hombres han tratado de dar respuesta: la muerte eterna, o si se prefiere, infinita.
Qué soy sin ti Amor sino un sin fin de voces que te llaman en todos los idiomas!
La muerte se vislumbra aún peor que la vida sin ti. La eternidad sin ti, sin ser amado por tus besos y tu sonrisa. La vida sin ti y luego la muerte sin ti unidas ambas en una pareja descarnada en la falta de ti.
He pensado en morir si no estás, y no estás, ya jamás estás.
¿Qué es esta vida sin ti querida mía? Un reflejo de lo que una vez fui.

Ay Amor cuántas veces pensé en morir!
Sin ti no hay vida, sin ti no existo, sin ti no soy nada más que un fantasma jugando a ser hombre.
Cuántas veces pensé en morir!
¿Por propia mano? Nunca! Soy lo suficientemente cobarde como para no dejarte ir, para no apartar esto que siento, menos entonces desaprovechar mi vida y aniquilarla.

Cuántas veces he pensado en morir, y sin darme cuenta estoy muerto ya!

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