miércoles, 2 de diciembre de 2009

DÍA III


Y no me has dejado nada,
y de nada nunca hay restos.
Yo soñaba con tus bragas
y tú te has quedado conmigo.
Yo soñaba con tus bragas…
Tus bragas
El Último Ke Zierre


El inicio del día es la hora más tormentosa ¿cómo logro explicar que te llevo en mi anatomía? ¿Cómo digo que tu aroma y tu calor soportan lo que soy, que me conforman?
El amor no sabe de esta característica, el amor apenas si comprende las circunstancias de mi urgencia.

Te hablo Amor de ti y de mí sin más que tú y yo. No hablo de decir te amo para escucharte decir lo mismo. Te hablo de palparte y no hablar, de decirlo todo en la boca, pero en la carencia absoluta de las letras.

Amor no logro alejarte de mí, me asaltas a mitad del día, y lo que es más despiadado, a mitad de la noche.
Me asaltas certeramente cuando no tengo nombre e identidad, cuando sólo hay mi carne y mis pasiones.
Pero el tiempo me deja en el camino y lo que naciera como apenas un recuerdo es ya herida viva y en su condición me reclama, me dice: ¿hasta cuándo? Aquella es también mi pregunta, ¿hasta cuando estoy solamente con tu vacío? ¿Solo con lo que te llevaste?

El día inicia, pero no termina en su transcurso, no cesa en su sello, su aroma a ti, no cesa cuando te busco en mi carne una y otra vez.
El día no decrece cuando ya sin fuerzas me contempla y eres tú desde el infinito.
Cuando me muestras lo que ya no tengo de ti en esta hora lenta que se lleva parte de mi sangre en un salto y en un grito oscuro hacia el abismo.

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