DÍA XXI

Una y mil veces te falle
un millón de años tardé
en encontrar algún sentido
Advertencia
Primavera de Praga

Es enorme la cantidad de sentires que se desatan en un día, en orden y carente de él, o nada más obedeciendo a mis pensamientos e imágenes que de ti poseo, ¿quién dijo que los sentimientos debían darse en secuencia establecida?

Paso de la calma a la desesperación, luego me tiende una emboscada la ira y me tortura la imaginación. El vacío me rodea (quien lo diría, para ser vacío es inmenso) y entonces estoy separado de todo cuanto acontece hoy.
El tiempo se torna nada y el día avanza impune frente a mí trayendo una y otra vez tu presencia, un recuerdo, a lo sumo ante mí el sonido de tus pasos por la casa.

A veces lloro antes de dormir y al despertar es lo mismo. Lo demás lo disimulo al hablar con otros. Muerdo el dolor y lo disfrazo con algo de conversación estúpida, un par de comentarios sobre el tiempo y el espacio. En realidad siempre estoy llorando, sólo que las lágrimas no siempre acuden a mí, lo invisible de la pena se compensa con su permanencia, una y otra vez en mí, pero escondida.

Es curiosa la ironía del sentir. He tratado de huir tantas veces que ya he perdido la cuenta, sin embargo hay un algo cruel que siempre logra dar conmigo no importa la estrategia usada: calles extrañas, salidas con gente variada, antiguas amistades, tareas intelectuales, el sol, la tierra, la preocupación, el hambre o el cansancio y en cada ocasión tú observándome desde las esquinas, respirando en mi cerviz, espiando mis escritos, dormida en mi cama. Pero debo ser sincero contigo Amor.
Cuando me abandonas voy en tu busca, te amo, el miedo a perderte es poderoso, aunque ya te he haya perdido.

Tengo este sentir, como si nada más estuvieras dormida y yo esperase tu despertar (alguna vez dormiste en mis brazos y lloré junto a ti).
Tengo este sentir luego del día lleno de emociones, sentimientos y contradicciones. Este sentir que me hace creer que volverás.

Tengo este sentir, vuelve a mí!