miércoles, 2 de diciembre de 2009

DÍA XXIII


He cambiado
pero aún mi corazón
permanece intacto
tan intacto como ayer
Paseando por Roma
Soda Stereo
Te aguardo desde hace días, no sé del todo cuántos llevo en esto de estar observando el horizonte, el número de días es mayor que el de mi cuenta, tarde me percato.
Cada sombra en la ventana, cada voz en el pasillo y yo dando un brinco por creer que eres tú Amor.
¿Dónde te hallas que mi voz no da contigo?
Tengo tal claridad de mi bufonería que se torna espera seria, como si el estar esperando la llegada de un fantasma fuera elemento básico para el respeto de otros. Yo aquí en mi exigencia de mártir, ordenando reconocimiento por mi sacrificio.
¡Cuán inocente y a la vez tonto puedo llegar a ser!
Lo cierto es que de nada me sirve el elevar una plegaria a la razón, no se encuentra cerca y sólo tengo el sinsentido que me guía y da origen y final a mi existencia.
No puedo hacer otra cosa.
Te aguardo desde hace días y por días lo seguiré haciendo.

Cada día paseo por el infierno y me pregunto ¿qué más debe acontecer todavía? ¿En cuánto lodo tengo que hundirme antes de despertar de esta pesadilla? ¿Y si la vida se trata de esto? Sin ti es como estar en la puerta de entrada de aquello que no tiene voz, rostro o cuerpo, nada.
¿Y si la vida es sentir el dolor de estar vivo?
El temor de no sentirte es mayor y por mucho más horrible que sentirte lejos.
No quiero que seas sólo un recuerdo, un alguien que una vez conocí, recuerdos de muertos tengo por montones y te quiero viva en mí, en esto que me establece, esto que en un tiempo dijiste amar.

Por días he estado en esto y creo que son años, no logro morir para abandonar estos días, tus días, que si bien carecen de ti, te pertenecen por completo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario