miércoles, 2 de diciembre de 2009

DÍA IX


El aire que mueve mi cuerpo
jamás te capturará.
Has de saber ése es mi precio
no hay aire tras los espejos.
El espejo
Mauricio Redoles


El día es completo en la falta que de ti siento, como la frialdad que siento en mis manos. Pero la noche, la noche es jugada distinta Amor. El dolor desaparece al desaparecer yo mientras el sueño me reemplaza los ojos. Sin embargo la irrealidad, una vez más me rondas determinada a darme caza.
Despierto durante las noches en variadas ocasiones y trato de extirparte de mi cama, pero te quedas mirando desde la oscuridad. No te puedo ver, pero sé que estás ahí.
Así las noches se han convertido en una jugarreta impía. Me duermo para conseguir algo de soledad, pero tú me robas los sueños. Si despierto huyendo de ti ahí estás adelantada a mis movimientos ¿tanto me conoces Amor? ¿O te llevo tan cercana de mí que no me dejas escapar ni siquiera de mis propias noches?
La verdad del asunto es que la respuesta es lo de menos importante ahora.
Creo que moriré en esto de estar encadenado a ti querida de mis noches.
Soy tan sólo un hombre queriendo capturar algo de ti, pero en esta tarea he puesto en riesgo todo lo que soy, porque sin ti nada valgo.
Es cierto que por las noches huyo, pero escapo sólo para encontrarte, esa es mi verdad después de todo.
Cada día con su noche traen aparejados los efectos de esta serie macabra de dispersarme para reaparecer ante ti, para traerte a mi habitación, aunque sea en medio de la oscuridad, aunque no logre verte, aunque no logre hablarte Amor.

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